A pesar de los constantes esfuerzos que el gobierno de Honduras dice hacer para poder mejorar la situación del país centroamericano, hay algo con lo que aún no ha podido sobresalir: el desempleo.

Según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), hasta el año 2017 en Honduras la población económicamente activa superaba los 4 millones de personas, no obstante, solo 3 millones y medio de estos han logrado conseguir un trabajo, obteniendo como resultado una tasa de desempleo del 7%.

Al denominado “Corazón de Centroamérica” le han faltado medios para poder apoyar a sus jóvenes, quienes representan una poderosa fuerza laboral capaz de desarrollar una gran cantidad de actividades porque cuentan con el conocimiento necesario, ya que, según el INE, casi 40 mil egresados universitarios se encuentran sin empleo.

En las zonas urbanas es en donde mayormente se concentran los hondureños que buscan un puesto de trabajo, esto se debe a la migración de personas del campo y el contraste de la poca capacidad del mercado interno para poder abastecer a estos posibles empleados. Tegucigalpa, la capital de Honduras, y San Pedro Sula, llamada la capital industrial, son dos de las más grandes ciudades generadoras de empleo, sin embargo, tienen un índice de desempleo de 11.7% y 7.9%, respectivamente.

Parece ser que la única esperanza de Honduras es la inversión extranjera, los inversionistas pueden verse muy beneficiados al aprovechar toda esa masa laboral califica con la que el país cuenta. Las áreas a las que pueden apuntar los inversionistas son en su mayoría las maquilas, seguidas de los servicios transporte, almacenamiento y telecomunicaciones, además de los bienes para transformación, comercio, agroindustrias, turismo, restaurantes, hoteles, electricidad, gas y agua. Para la suerte de ellos, la inversión incrementó en un 2% en el primer trimestre del 2018 en comparación con el año anterior, convirtiendo a Honduras en una de las mejores propuestas que los comerciantes tienen para destinar su dinero.